Animal #9- Nebulosa Lagoon (M8)

Al parecer se me está haciendo costumbre capturar imágenes para el animal de ruta de la semana cuando hay malas condiciones para observar, y hoy no fue la excepción. Esta vez se nota. Les traigo una foto larga con una historia cortita. Con ustedes, M8: la nebulosa Lagoon.

Para que se vea así de feo con el telescopio de 16″ de la ULP, alcanza con cinco exposiciones de 20 segundos combinadas por cada foto del mosaico (excepto la última de abajo que es una sola). Son tres fotos en total.

Esta cosa que está acá, que seguro intuyen que es linda a pesar de la foto, es una región HII gigantesca, en dirección a la constelación de Sagitario, a una distancia aproximada de 4100 años luz (esto es relativamente cerca dentro de nuestra galaxia). «HII» significa «hidrógeno ionizado«- son regiones con gas donde se forman y se han formado recientemente estrellas nuevas, las cuales brillan fuertemente en el ultravioleta y al iluminar la nube de gas y polvo que las rodea crean nebulosas de emisión como la que vemos en la foto. En el caso de nuestra nebulosa, la estructura con forma de reloj de arena (así llamada, pero no confundir con la nebulosa planetaria del mismo nombre) alberga en este momento estrellas en formación y objetos Herbig Haro; Nebulosas de emisión producidas por chorros de gas expulsados de estrellas recién «nacidas». Estos chorros (o jets) de materia chocan con el medio interestelar a alta velocidad y brillan fuertemente, produciendo las ya mencionadas nebulosas de emisión. Son objetos que duran pocos miles de años (nada en escala de tiempo astronómico) y se los observa frecuentemente cerca de glóbulos de Bok; algunos de los cuales, por cierto, se pueden ver en la foto (son unas manchitas negras) Los glóbulos de Bok son nubes protoestelares que están colapsando y que tienen diámetros típicos de diez mil unidades astronómicas, y masas de entre 2 y 60 veces la masa del sol típicamente. Son suficientemente frías como para albergar moléculas de hidrógeno, oxígeno y monóxido de carbono, así como granos de silicatos, que al concentrarse en el disco de la protoestrella pueden dar lugar a que se formen planetas rocosos, como Venus, Mercurio, la tierra y Marte.

Este tipo de regiones, por la cantidad de cosas juntas que se ven y los procesos de formación estelar que se están dando, son como un parque de diversiones para los astrónomos (los que se dedican a la parte de astronomía estelar, por lo menos) y constituyen «laboratorios» fantásticos donde poner a prueba nuestras teorías de formación y evolución estelar. Lo mejor de todo, es que uno puede dar tan sólo un paso atrás de su trabajo y darse cuenta que, más allá de toda la ciencia entretenida (para nosotros por lo menos) hay una vista hermosa de una parte de nuestra galaxia, que nos dice que esta aún está activa y nos guarda todavía una buena cantidad de sorpresas.